29 de enero de 2012

Perfección

Echaba de menos las mañanas.
El aroma del frio, el silencio de una ciudad aun entre las sabanas,
y el roze de tus quejidos al moverte en la cama.
Que mágico puede llegar a ser un nuevo día.
Que hermoso es cómo poco a poco se renueva el color del cielo
y el movimiento de las hojas que se mecen; dueñas del sol y del viento.

Hay que ser justos.
Es obra del tiempo y de la casualidad.
Demasiada perfección para ser obra de un imperfecto creador.

14 de enero de 2012

Deus ex machina

Yo no creo en el destino. Nunca creí en él,
ni si quiera después de todo lo que ha ocurrido.

Pero, el destino tiene algo asombroso.
Puedes elegir no creer en él, y sin embargo..
Sigue estando presente, sigue existiendo.

Lo sé, porque el destino ha hecho que esa noche, nos quedásemos solos...
Nos muestra el uno al otro completamente solos.. Como un presagio.
Una pequeña pizca de desface del tiempo/espacio que, lamentablemente, no comprendemos.

Lo imagino a él; Al destino, riéndose de nuestra tonta timidez,
burlándose seguro de que le ignoramos.
Y nosotros aquí..
Sin percatarnos de nada.Sin saber que esa noche;
Tú y yo... Nos destinamos a amarnos para siempre.

Yo no creo en el destino. Nunca creí en él,
ni si quiera después de todo lo que ha ocurrido.

Maldición... ¡Que hermoso es el destino!

13 de enero de 2012

La importancia de lo imperceptible

Son leves los destellos que nos muestran lo importante.
Leves destellos que ignoramos, que casi no percibimos.

Y así, el joven sonriendo,
cruza la Alameda.
Pensando que a kilómetros de distancia,
son millones los rayos que el sol, -sin mayor disimulo-,
posa sobre su amada.-

5 de enero de 2012

Ráfagas que te condenan

Mientras sopla el viento,vuelvo a susurrar y practicar cada palabra.
Cada movimiento.
Cada gesto -que, por muy minúsculos que sean-
ayudarán a reflejar lo que provocas;
En mí mente, en mí cuerpo.

Este es mi plan.
Estás condenada.-

Diálogos cotidianos

-Vero: (Abatida, decepcionada) Rodrigo, puede que no seas el hombre más importante del universo, pero justo ahora estoy muy feliz de verte (apoya su cabeza en Rodrigo)

-Rodrigo: (Sonriéndole) Entonces, soy el hombre más importante del universo.

2 de enero de 2012

Decepciones

Sin ganas de nada, hoy, después de un largo tiempo, vuelvo a sentir como la decepción se apodera de mí mente. No comprendo cómo en este mundo, puede existir una persona tan idiota.

No es para menos, no intentaré bajarle el perfil, lo que pasó anoche carece de razón. Una persona que tiende a alimentar su lado racional, no puede caer en este tipo de trampas mentales, ya que, sólo generan daño, y ese daño no se centra únicamente en esta persona, si no que el estallido propaga el puto daño colateral.

Hoy, he vuelto a decepcionarme. ¿De quién?, de mí mismo. Vuelvo a ver próximos aquellos días; cuando se vaya. Seguro me habré portado, tan imbécil; tan injusto, como me comporté anoche.

Soy consciente. Juego con fuego. Con mi falta de experiencia e irracionalidad sólo ayudo a que se acerque más el día en el que, sin si quiera abrir la boca, empacará y se llevará su ropa. El día final; el día que finalmente me abandonará, el día que me abrace nuevamente la soledad. 

Tengo pesadillas con este fatídico día, que por muy lejano e imposible que luzca, con mis temores… sólo ayudo a que de improvisto y sin invitación alguna, se puedan presentar.
 
Sólo queda hacer el esfuerzo e intentar superarlo. Queda el mea culpa, cosa que ya he hecho. Pero la amargura que le provoqué a ella y a mí mismo, continúa invadiendo mi cuerpo. Me siento una persona despreciable. Alguien que merece quedarse solo. Me siento sucio, asquerosamente desilusionado de mi persona. Siento vergüenza de volver a hablarle. Siento una profunda tristeza, porque no me agrada que así estén las cosas. Pero, el sentimiento que prima en este momento mi interior, no es otro que la traición… Traición hacia ella, hacia la confianza que le tengo, hacia el intenso amor y romanticismo que nos brindamos ya casi por instinto.

No espero que me diga que ya pasó, que no importa.
Sólo espero que por dentro, pueda perdonarme.

Detesto ser tan mierda contigo, Verónica.-